sábado, 30 de mayo de 2009
PIEDRA DE MALDICIÓN
Desde hace años, el pueblo inglés de Carlisle vive bajo una auténtica maldición: inundaciones, plagas de fiebre aftosa, altísimos índices de desempleo y una sequía de goles del equipo de fútbol local que les ha llevado a bajar de categoría. La culpa, dicen las autoridades locales, la tiene la 'Piedra Maldita', una roca con un grabado de una maldición hecha en 1525 que sólo trae males a la región. El mentalista Uri Geller se ha ofrecido para deshacerse de la piedra y librar al pueblo de la maldición.
Los problemas de esta pequeña localidad del norte de Inglaterra comenzaron en el año 2001, cuando el ayuntamiento encargó al artista Gordon Young que grabara sobre una roca la maldición, recogida en algunos libros, que en 1525 hizo el arzobispo de Glasgow "contra los que osaran saquear, destruir o robar en sus territorios". En total, 1.069 palabras que en un principio estaban destinadas a los pueblos "bárbaros del norte, que hacían incursiones en la región", y que desde desde 2001 son una de las mayores atracciones del Museo municipal.
Y es entonces cuando empezaron los males del pueblo. Primero fue la plaga de fiebre aftosa que casi acabó con la producción porcina local. Después vino el incendio "de proporciones bíblicas", el cierre de varias fábricas que dejaron en el paro a decenas de personas, el asesinato de un niño y este último invierno, unas inundaciones que han arrasado con cultivos, parques y calles de Carlisle. Eso por no hablar de la desgracia que ha caído sobre el equipo local de fútbol, que ha bajado de categoría y ha sido incapaz de marcar un gol en los últimos partidos.
La preocupación popular ha llegado a tal extremo que varios políticos locales llegaron a la conclusión de que había que destruir la piedra, aunque finalmente esa posibilidad fue rechazada por el pleno del ayuntamiento. "La gente de Carlisle ha demostrado que toma decisiones racionales", dijo el alcalde Mike Mitchelson a la BBC. Aunque el consistorio sigue buscando, junto al obispo de Carlisle, una salida a la situación.
La solución, sin embargo, puede venir de tan lejos como Israel. De allí es el mentalista Uri Geller, que se ha ofrecido a "sacar la piedra de allí, ponerla en mi jardín y exorcizarla". Según el showman, afincado en Inglaterra desde hace tiempo, "el libro de las maldiciones dice que hay un antiguo centro curativo en mi jardín, así que utilizaré mi péndulo para limpiar las piedras de las fuerzas del mal que traen las maldiciones".
Los vecinos de Geller, en el pueblo de Sonning-on-Thames, todavía no se han pronunciado, pero ya son muchos los que en Internet piden que no lleven la piedra Maldita allí. De momento, la gigantesca piedra permanecerá en su sitio.
http://axxon.com.ar/not/148/c-1480052.htm
Tal vez las piedras registran las edades del planeta y grabar algo en ellas con un sentido tan intenso, las hace operar como verdaderos catalíticos de designios, el tema no está en ver maldiciones sino más bien designaciones que el hombre proyecta sobre ellas
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